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Entrevista Santi Vidal y Eli Hinojosa (Masqueguau)

“Hay educadores que dicen trabajar en positivo, pero solo es un reclamo comercial porque queda muy políticamente correcto”. Santi Vidal y Eli Hinojosa (Masqueguau) no se han mordido la lengua y han ladrado largo y tendido sobre educación, malas prácticas humanas y comunicación perruna entre otros temas. Más que una entrevista, nos han regalado un auténtico manual práctico, así que os recomendamos leerlo íntegro porque es genial.

POWER PERRO: Hace poco, Eli comenzaba una conferencia de una manera contundente y “bestial” en el mejor sentido: “El término en positivo se ha prostituido y se utiliza habitualmente para enmascarar lo mal que se hacen las cosas”.

¿Tan habituales son las malas prácticas entre educadores y adiestradores que usan la excusa del método en positivo?
MÁS QUE GUAU: Encontramos tres modelos de profesionales en esta reflexión: los que de verdad trabajan bien y con ausencia total de castigos, teniendo en cuenta además otros muchos aspectos relacionados con la educación canina en positivo. Los que dicen que trabajan en positivo como reclamo comercial porque es políticamente correcto, pero la realidad es que utilizan herramientas inaceptables dentro de un trabajo amable. Y los que creen que trabajan en positivo simplemente porque usan salchichas, pero en realidad no comprendieron el concepto de trabajar en positivo, que va mucho más allá de usar premios.

La verdad es que no es frecuente encontrar educadores que de verdad trabajen en positivo, eso sí, los que hay son muy buenos. Cuando Eli dice que el término se ha prostituido se refiere sobre todo a ese concepto tan habitual de que últimamente todo el mundo dice que trabaja en positivo. Incluso hemos visto un centro en el que hay un cartel de “se trabaja en positivo” justo al lado de una estantería llena de collares de pinchos, o expresiones como “positivar el collar de impulsos”. Otros dicen “yo trabajo en positivo, pero es que no funciona con todos los perros. Algunos necesitan otro trato” Precisamente los perros con problemas más graves son los que más necesitan de un trabajo realmente respetuoso, amable y con ausencia total de castigo. Los problemas más graves tienen su raíz en el miedo. Y no es una buena idea tratar el miedo añadiendo más miedo. Hay entrenadores que se han especializado en que el perro en tratamiento les tenga tanto miedo que andan más preocupados por el que sujeta la correa que por el estímulo original que provoca el problema. Temporalmente camuflan el problema, pero eso a largo o medio plazo puede traer consecuencias graves.

«Últimamente todo el mundo dice que trabaja en positivo. Incluso hemos visto un centro en el que hay un cartel de “se trabaja en positivo” justo al lado de una estantería llena de collares de pinchos»

¿Hay señales para poder distinguir a un educador en positivo sincero de un impostor?
Sí, claro. El educador en positivo siempre busca cubrir las necesidades del perro, busca la raíz de los problemas, no se queda en el síntoma. Ejemplo: un perro con un problema de agresividad. El enfoque tradicional es “si no muerdes te premio, si reaccionas o intentas morder te castigo”. ¿Dónde se está actuando? Sobre el síntoma. El perro muerde por un motivo, debemos atacar ese motivo, no a la conducta que se dispara en una situación que supera al perro. Por último, el educador en positivo NUNCA propone, insinúa o utiliza herramientas o técnicas que puedan causar miedo, dolor o malestar en el perro.

¿Podemos definir a grandes rasgos las bases en las que debería fundamentarse un buen método de educación en positivo?
Empieza, por supuesto, en la ausencia de castigo. Pero esto requiere varios matices: no se trata de lo que los humanos consideran un castigo. Se trata de ver qué supone un castigo en la cabeza de un perro. De forma inconsciente las personas castigan habitualmente a los perros con manipulados incorrectos, manejos equivocados de la correa, los famosos “pssstttttttt!” y “NO!”,  actitudes corporales amenazantes… Reflexionen los lectores: ¿por qué detiene una acción un perro cuando le corregimos? Porque tiene miedo a la consecuencia a esa acción. Y realmente eso es lo que la educación canina en positivo busca erradicar: incluir el miedo en la educación de los perros.

Mucha gente nos pregunta ¿Y no le decís el NO a un perro? Esto es secundario. Estamos 100 % a favor de la comunicación. Si ese NO simplemente es percibido por el perro como “no es posible hacerlo” y no incluye el miedo, pues claro que lo puedes utilizar.

Otro pilar de la educación en positivo es precisamente la comunicación. Es importantísima. La mayoría de personas quieren que el perro aprenda a escucharnos y en nuestro idioma. Pero ¿para cuándo aprender nosotros algo del suyo? Escuchar no es el punto fuerte de las personas. Necesitamos aprender a escuchar a los perros. Porque la educación canina es una conversación, no un monólogo en el que una parte ni habla ni es escuchada.

«La mayoría de personas piensan en que el perro aprenda a escucharnos y en nuestro idioma. Pero ¿para cuándo aprender nosotros algo del suyo?»

Un método en positivo también incluye cubrir las necesidades del perro (no podemos pedir sin dar antes), revisar y optimizar los niveles de estrés. El estrés es una agresión al organismo cuando es excesivo o mal gestionado. No sirve de nada que nunca castigues a tu perro o que le premies si te pasas media vida “poniéndolo como una moto”.

También requiere de un enfoque holístico, todo cuenta.

Y por último, premiar las acciones que te interesan para aumentar la probabilidad de que el perro las repita. Pero en realidad recomendamos premiar mucho menos de lo que la gente piensa. A nosotros nos han llamado “salchicheros” porque algunas personas creen que estamos todo el día dando salchichas a los perros. La realidad es bien distinta. El que piense que para educar a su perro en positivo basta con premiarle mucho y olvide todo lo descrito anteriormente, en poco tiempo tendrá un perro con un gran vínculo… hacia las salchichas.

Es mucho más importante centrarnos en no castigar nunca, anticipar y evitar para que el perro no aprenda comportamientos problemáticos para la convivencia y pensar en premiar lo justo. Algunas personas piensan que un perro solo se vincula a la persona a través de las recompensas. El respeto y la ausencia de temor vinculan mucho más. Es el secreto de basar una relación en la confianza mutua.

Vuestro método está exento de correcciones y castigos. La pregunta es inevitable: ¿De qué manera ponemos los límites a un perro “maleducado”?
Es una muy buena pregunta. No porque la respuesta sea compleja, sino porque nos permite recordar que en la educación canina en positivo DEBE HABER LIMITES. Muchos piensan que no castigar significa que un perro puede hacer lo que quiera. En realidad los límites y las reglas son necesarias en cualquier convivencia. Simplemente debemos encontrar la forma amable de que el perro las aprenda.

«Los límites y las reglas son necesarias en cualquier convivencia. Simplemente debemos encontrar la forma amable de que el perro las aprenda.»

El primer consejo es evitar. Si tú evitas que algo ocurra, ese algo no se aprende. Cuando un perro intenta coger comida de tu mesa, poniéndose a dos patas lo que rápidamente le sale a la persona es gritar “¡no!” o ir bruscamente hacia el perro. Para un perro es difícil comprender que no puede coger comida. Actúa de una manera tan natural como nosotros cuando vamos por la calle y encontramos 50 euros en el suelo. ¡Todos los cogemos! Pero aún le resulta más difícil de entender por qué nos enfurecemos (“no te enfades, si quieres lo compartimos” debe pensar algún perro). Esto, en el mejor de los casos. En el peor, está aprendiendo que cuando hay comida a su alcance nos volvemos locos y peligrosos y que quizás deberían ir pensando en entrar en defensa cuando haya comida de por medio. Entonces ¿cómo lo hacemos para evitar que lo coja? Simplemente podemos de manera calmada retirar de su alcance la comida, sin hablarle ni mirarle. Él seguirá intentándolo. Pero en poco tiempo se dará cuenta de que NO ES OPCIÓN y ese manjar no es para él. Los perros son animales muy funcionales y aprenden a hacer lo que pueden hacer y repiten aquello que les da beneficio. Cuando se dan cuenta de que algo no les proporciona nada, dejan de hacerlo. Pero nosotros (las personas) llenamos nuestras vidas de incoherencias y así es difícil para un perro saber a qué atenerse. Es importante recordar que para muchos perros la atención es un gran premio y muchos perros aprenden que algunas conductas reciben mucha atención por nuestra parte y por tanto un gran premio.

Cuando no hemos podido evitar algo y ya ha sucedido simplemente intentaremos que esa conducta quede minimizada y el premio que reciba sea lo menor posible.

También podemos utilizar limitaciones físicas, como la correa. La correa debe servir únicamente para retener, nunca para corregir o forzar. Un manejo amable de la correa evita muchos posibles problemas.

Por último, recordar que es importante conocer las etapas de vida de un perro y lo que sucede en ellas. La etapa de cachorro y la adolescente se caracteriza sobre todo por la falta de autocontrol y una mayor frecuencia de conductas molestas en la convivencia. Eli y yo siempre comentamos a los clientes que si lo hacen bien, tendrán problemas, pero que si lo hacen mal tendrán muchísimos problemas. Y es que no es posible que un chico de 16 años se comporte como un señor de 35….

Teniendo en cuenta que cada perro muestra su propia “perronalidad” y carácter, ¿Podemos defender que un sólo método sea el adecuado para todos los casos?
Cada perro necesita de un enfoque individual, porque cada perro es distinto y cada propietario también, por eso no existe un binomio igual a otro. Pero eso no significa que algunos perros necesiten más mano dura o que no puedan ser educados amablemente. Detrás de la mayoría de problemas graves está el miedo y el estrés. Por eso pese a las diferencias individuales de cada caso, reducir estrés y un sistema amable se muestra imprescindible para todos los casos. Lo que cambiarán son los estresores, el manejo, las circunstancias, las etapas de vida, etc.

¿Todos los perros aprenden de la misma manera?
Sí, los perros aprenden frecuentemente por asociación, pero también son capaces de desarrollar procesos cognitivos más complejos que un simple proceso asociativo. Lo que ocurre es que estos últimos no son tan frecuentes porque la tendencia siempre es a cortar sus iniciativas mediante castigos, acabamos moldeando perros con miedo que no se atreven a probar cosas nuevas por miedo a la reacción de sus propietarios.

También es frecuente en los perros el aprendizaje por imitación, son muy buenos a la hora de referenciarse en otros.

Pero es importante destacar que al igual que las personas, hay perros más listos y menos listos. Y en ello y en la capacidad de aprender además de la diferencia individual, cuentas las circunstancias, sus experiencias, su estado emocional, el estrés etc.

También habláis de «cooperación» a la hora de educar a un perro, ya que ellos siempre están dispuestos a cooperar. ¿No existe el egoísmo en los perros?
Probablemente sí exista en mayor o menor medida según el individuo. Hay perros muy altruistas pero también hay algunos que son más interesados o egoístas. En cualquier caso Eli y yo planteamos muchas veces una reflexión para los que opinan que el perro debe trabajar por la persona y no por los premios. Eso está muy bien, pero no es lo mismo que un perro haga algo porque sabe que eso te hace feliz a que un perro haga algo porque piense que si no lo hace pasará algo malo porque te cabrearás. Y por último, un ejemplo para que los lectores comprendan la importancia de “dar las gracias” a los perros por sus acciones: si usted, lector, es nuestro amigo y le pedimos que nos ayude en una mudanza, seguro lo hará de buen grado. Pero si mañana le pedimos que como lo hizo tan bien, nos ayude a pintar, porque somos amigos, se empezará a mosquear. Y si al día siguiente le decimos que nos ayude con la reforma, llegará un momento que usted pensará que ya no somos amigos, porque somos unos jetas. Realmente hay cosas esporádicas que perros y personas hacen altruistamente por el otro. Pero lo que es frecuente, necesita de retribución.

El estudio de Eli sobre los problemas que generan en los perros la relación con los humanos, nos lleva a preguntarnos algo que quizás mucha gente no quiera oir:
¿Tan mal lo estamos haciendo? ¿De qué manera le estamos jodiendo la vida a nuestros perros?
La suerte es que los perros, por muy mal que lo hagamos suelen estar contentos y maravillados con nosotros. Su predisposición a pensar que somos maravillosos es increíble. Esto es una enorme virtud que quizás sea parte de lo que hace que los perros sean tan especiales en nuestras vidas, a todos nos encanta que exista un ser que piense de nosotros que somos dioses. Esto llena muchas carencias de nuestras vidas. Pero esta virtud acaba convirtiéndose en un lastre para ellos, porque llega a ser una licencia en el humano para seguir haciendo las cosas mal. Ellos minimizan con esta virtud nuestros errores, al punto que pasan desapercibidos y delegamos en ellos el esfuerzo de aprender para poder convivir sobre las personas, sin preocuparnos nosotros de aprender sobre ellos para una perfecta convivencia.

«Los perros, por muy mal que lo hagamos suelen estar contentos y maravillados con nosotros. Su predisposición a pensar que somos maravillosos es increíble.»

Por otro lado quizás tan mal no lo hacemos las personas, intentamos tratarles como a uno más de la familia, pero es un intento que muchas veces se ve truncado por nuestros modelos de vida. Es indudable que vamos estresados, con prisas y abundante malhumor. Esto muchas veces convierte nuestras vidas en un estado de frecuente aceleración.

Nos volvemos más intolerantes, damos demasiada importancia a las cosas y acumulamos demasiados miedos y estrés.

Lógicamente, tiene su efecto en un ser que nos tiene como referente, dando un resultado de transferencia de estados emocionales y son frecuentes los perros estresados y con miedos. El estrés y el miedo es algo que tiene mucho que ver con el entorno y las circunstancias que vives. En los perros igual. Quizás deberíamos mejorar nuestras vidas y así seguro mejoran la de nuestros perros. Y si además añadimos un poco más de conocimiento sobre cómo son los perros, los problemas se minimizarían.

¿Les exigimos demasiado para que sean ellos los que se adapten a nuestro ritmo de vida?
En la mayoría de los casos, sí. Los perros nos escogieron hace miles de años y están en constante evolución para adaptarse. Pero debemos reconocer que nuestra sociedad evoluciona demasiado deprisa, por eso debemos facilitarles un poco más la convivencia. Es necesario que pensemos un poco más en sus necesidades. Ayuda mucho formularse unas preguntas. ¿Qué quiero de mi perro? Pero en realidad ¿Qué necesito de él? ¿Qué quiere mi perro? Y lógicamente no todo lo que quiere es posible. Por eso debo plantearme la última pregunta ¿qué necesita mi perro?

¿Cómo podemos reducir el estrés de nuestro perro en entornos tan frenéticos y cambiantes como una gran ciudad?
Es una pregunta difícil de contestar como algo general, cada perro tiene unas circunstancias distintas. Pero por dar unos consejos podríamos hablar del tiempo de exposición. Intentar de equilibrar el tiempo que el perro está expuesto a demasiado ruido y estímulos visuales con el tiempo que el perro puede olfatear y hacer de perro en lugares un poco más tranquilos.

Los paseos son muy importantes para el equilibrio emocional. El tipo de correa (debe ser larga), el manejo (no dar nunca tirones), el tipo de collar (mejor un arnés, nunca collares estranguladores o metálicos) y el permitir e inducir a olfatear también mejoran el paseo aunque el entorno no sea el mejor. También podemos variar los recorridos, a veces cambiar de calle hace que la zona sea menos hostil. Y por supuesto la hora, no todas las horas son igual de frenéticas.

Y es importante algo que comentamos frecuentemente a los propietarios en las visitas a domicilio. No perdáis demasiado tiempo pensando en lo que no puedes cambiar (tú no puedes eliminar el tráfico de Madrid o Barcelona) pero sí puedes hacer otras muchas cosas que están a tu alcance para reducir estrés en tu perro. Puedes no convertir tu casa en un lugar frenético, puedes ser más moderado en todo, dejar de enfadarte y castigar a tu perro, manejar bien la correa, darle estimulación mental, revisar su estado físico etc. y esto seguro trae mejoras. El estrés siempre se trata de manera holística y lo que pasa en casa influye en el paseo al igual que lo que ocurre en el paseo influye en casa….


Santi nos habló sobre el uso de la correa ante una foto antigua de su padre, pionero de la correa larga en España. ¡De casta le viene al galgo!

Juntos habéis tratado más de mil casos de agresividad. Hay una frase que se repite como un mantra sobre los perros agresivos: “no hay perros malos sino malos dueños”
¿Estáis de acuerdo? ¿Se puede generalizar y hacer esta afirmación en todos los casos?
Sería injusto e incierto afirmar que siempre es así. La verdad es que ocurre con frecuencia pero no siempre. Hay perros que presentan problemas de agresividad por problemas físicos o de salud y también hay perros que presentan problemas de agresividad porque han tenido una socialización inexistente o equivocada. Algunas personas intentan hacer las cosas bien pero se encuentran en esas circunstancias citadas.

Pero la inmensa mayoría de comportamientos agresivos en perros tiene que ver con errores de las personas. La agresividad es una respuesta por parte del perro ante un entorno que de forma real o imaginaria percibe como hostil. Si cambiamos eso, el comportamiento agresivo se hace innecesario y a los perros no les gusta ser agresivos.

Sobre la importancia de entender al perro y leer su lenguaje corporal, Santi comentaba que las personas “estamos obsesionadas con los rabos”. Aquí entrarían en juego las famosas señales de calma. Turid Rugaas ya ha pasado a ser un referente popular y todo el mundo la ha leído.
¿La típica «obsesión con los rabos» ha pasado a convertirse en una obsesión con las señales de calma?
Cuando las personas se obsesionan con los rabos o con las señales de calma, es porque están obsesionándose con saber sobre comunicación en los perros y eso, si eliminamos el componente obsesivo es algo muy bueno. Lo importante es recordar que los perros comunican con todo su cuerpo, son maestros de la comunicación visual, no podemos quedarnos solo mirando su cola o sus dientes. Ellos son capaces de decir con una parte de su cuerpo “me estas molestando mucho, aléjate ya o habrá problemas” y con otra parte de su cuerpo al mismo tiempo están suavizándolo todo diciendo “pero no quiero problemas, simplemente quiero que sepas como me siento”. Muchas personas nos preguntan por qué estamos en contra de castigar, regañar y corregir a los perros y en cambio reconocemos que ellos sí lo hacen. Precisamente porque nosotros no tenemos esa capacidad de comunicación y cuando regañamos a un perro, este recibe un mensaje: “MIEDO”. Cuando lo hace otro perro recibe este mensaje: “ESTOY MOLESTANDO”.

¿Puede ser que estemos lanzando mensajes erróneos a nuestros perros creyéndonos ya expertos en el lenguaje canino?
Esto es una posibilidad real. Demasiadas veces leemos sobre señales de calma y luego pasamos a escena, las representamos. En realidad estamos actuando. Y queda todo tan artificial, que el perro recibe mensajes equivocados, confusos y acaba preocupado. Debemos interiorizar las señales de calma, dejar de pensar que es un lenguaje exclusivo de los perros, porque es un lenguaje que compartimos con ellos, pero tenemos realmente inhibido o latente. Por una razón muy clara; el lenguaje corporal es tremendamente sincero y eso es un problema en el mundo en que vivimos. Desde pequeños nos enseñan a expresar lo correcto y no lo que sentimos. Cuando recuperamos ese lenguaje y lo expresamos con naturalidad todo mejora. Porque la comunicación es la base de la convivencia. Poder hablar y también poder ser escuchado. Esto también es una forma de eliminar estrés.

«Debemos interiorizar las señales de calma… es un lenguaje que compartimos con ellos, pero tenemos realmente inhibido o latente. Por una razón muy clara; el lenguaje corporal es tremendamente sincero y eso es un problema en el mundo en que vivimos.»

¿Qué podemos hacer para entender mejor a nuestros perros?
Esta última pregunta es realmente buena. Hay muchísimas cosas que podemos hacer para entender mejor a los perros. Por ejemplo, haber leído esta entrevista y profundizar en aspectos mencionados en ella. También podemos aprender a desarrollar la empatía, muchas veces todo mejora si simplemente aprendemos a ponernos en el lugar del otro. Y quizás dejar de pensar en ser los líderes de la manada y empezar a ver a nuestros perros como lo que son, uno más de nuestras familias, una parte importante de nuestras vidas.

Muchas gracias a todos los lectores que hayan sido capaces de leer toda la entrevista y llegar hasta estas líneas finales. Muchas gracias a Power Perro por compartirla.

Santi y Eli llevan dedicando gran parte de su vida a educar a perros y personas en positivo para lograr su entendimiento y convivencia a través de su proyecto Más Que Guau. Puedes saber más sobre ellos visitando su web y nuestra sección Gente Perra.