El morro de un Harrier, la mirada de Charles Bronson, la actitud combativa de Chuck Norris y el espíritu juguetón inagotable de un niño de 3 años con cabeza de huevo… hemos descubierto que las siglas PPP tienen un nuevo significado para el Bull terrier.
Este cóctel explosivo no es apto para todos los paladares. Una raza que despierta sentimientos encontrados y que llama la atención allá donde va. La crítica no termina de ponerse de acuerdo. “Original”, “alegre”, “dominante”, “nervioso”, “cabezota”, “contradictorio”, “caprichoso”, “agresivo”… todos estos adjetivos parecen quedarse cortos para definir el talento de este singular personaje. Y tal vez por eso la palabra que mejor defina su carácter sea “especial”, dado que, al fin y al cabo, la fórmula de este especial combinado lleva un poco de todo.
El padre de la criatura, James Hinks, allá por la década de 1850 -cuando la lucha entre perros y toros era un entretenimiento popular- se empeñó en crear un perro capacitado para la pelea y que además fuera estéticamente bello y elegante. El bueno de Hinks, un poco a lo loco pero con una idea clara en su cabecita irlandesa, se puso a cruzar diferentes razas a cholón hasta dar con este luchador “hermoso e imponente”.
Los cruces que Hinks llevó a cabo para conseguir los Bull Terriers fueron de lo más variado: el antiguo Bulldog Inglés, el English White Terrier, el Dálmata, el Galgo Inglés… Parece ser que hasta el Perdiguero de Burgos estuvo metido en el ajo en la confección final de la raza. No es de extrañar que, atendiendo a este “corta y pega” de razas, Tim Burton eligiera un Bull Terrier para dar vida a Sparky, el perrete protagonista de Frankenweenie, uno de sus primeros trabajos con Disney y que le valió un despido fulminante por parte de la compañía, que consideró la película “demasiado terrorífica”.
El siniestro y atormentado Burton no fue el único que se fijó en el talento artístico del Bull Terrier. La misma Disney ya había decidido contar con sus dotes interpretativas allá por los 60 en el clásico familiar Viaje Increíble (De vuelta a casa). De vivir aventuras campestres junto a un Labrador Retriever y un gato siamés pasó a visitar la ciudad en plan Paco Martínez Soria junto al cerdo de Babe, y durante el camino tuvo oportunidad de sacar su lado más psycho en un clásico de culto del terror ochentero interpretando a Baxter, un personaje con tanta maldad que casi, casi, parece humano, y que desde luego no ayuda a perder los prejuicios que señalan al Bull Terrier como una raza “peligrosa”.
Cuando a esta fama además le acompañan apodos tan llamativos como “El Gladiador Canino” o “El Caballero Blanco”, es normal que se forme toda una leyenda en torno a tu figura donde se combinan mitos y verdades. Con un pasado que parece marcado por la violencia y la sangre, El Bull Terrier podría protagonizar él solito toda una saga épica de espada y brujería.
Protagonista de numerosos artículos y tema controvertido en hilos y foros de Internet, ambientes muy pit (en inglés: arena o ring de lucha) donde el carácter peleón del Bull Terrier se ve también reflejado en la vehemencia con que seguidores y detractores aconsejan, defienden, critican y pontifican sobre esta raza. La polémica está servida y el enfrentamiento no se ha hecho esperar. A derecha e izquierda hay opiniones para todos los gustos. Si al comienzo del artículo destacábamos lo “contradictorio” de su personalidad, llama también la atención la cantidad de contradicciones que nos encontramos a la hora de intentar “catalogar” al Bull Terrier.
Mal entrenado puede ser una bomba de relojería, pero con una educación equilibrada y la atención y educación en positivo necesarias, se convertirá en la alegría de la casa. El Bull Terrier cuenta con una comunidad de fans empeñados en enterrar su mala prensa, y lo definen como un simpático compañero de juegos y un perro familiar ideal. Pero, ¿es éste un perro apropiado para todos los públicos?
Utilizado para la lucha desde sus orígenes. Sus antepasados lo hacían contra toros y otras bestias. Ahora le toca luchar también contra la mala fama que le precede.
Lo cierto es que intentar dar una descripción certera del carácter y la personalidad del Bull Terrier es meterse en camisa de once varas.
¿Cómo definimos, entonces, a este perro de carácter tan “especial”?
Piensa en ese/a colega gracioso/a, que aunque es muy buena gente no deja de ser un poco cabroncete/a. Que parece que nunca acabará de madurar, pero con quien nunca te aburres. Que siempre se apunta a una juerga, y que normalmente tiene el teléfono desconectado cuando necesitas ayuda para la mudanza. Que te saca de quicio muchas veces y con quien más de una vez has discutido, pero como sois “familia” siempre se gana el perdón a pulso.
Juntos os habéis corrido unas cuantas juergas memorables y tenéis anécdotas y “batallitas” para aburrir. Más de una vez te toca acudir al rescate cuando se viene arriba y se descontrola con unas cuantas copas de más. Más de una vez te deja en evidencia. Y más de una vez te acabas preguntando por qué motivo sigues siendo amiga/o de esta persona.
Pues porque, en el fondo, sabes que es tu colega del alma y que siempre está ahí cuando lo necesitas. Que sus bromas pesadas pueden llegar a liártela parda y que tienes que armarte de paciencia para aguantar sus payasadas, pero que es capaz de animarte como nadie en un momento de bajón. Y que al final, todo ese “esfuerzo” te compensa porque su amistad siempre será más especial que cualquier otra, aunque los demás sigan pensando que es una mala influencia para ti.
“Algo” así es un Bull Terrier. No se puede negar que carismático, es un rato.
Dan ganas de conocer más a fondo a ese colega tan gracioso y pendenciero, así que decidimos googlear su nombre y meternos de lleno en el barro, adentrándonos en los peligrosos y siempre hooligans foros de usuarios. ¡No hay dolor!
Algo que nos llama la atención es la cantidad de preguntas (y, por qué no decirlo, miedos) que se plantean muchos foreros antes de decidirse a meter a un BT en casa.
¿Es el Bull Terrier un Perro Potencialmente Peligroso?
Sin paños calientes. Comenzamos por la pregunta del millón, que tiene respuestas para todos los gustos.
A sabiendas de que tratar este tema siempre supone meterse en un buen jardín, y que basta nombrar las siglas PPP para abrir la caja de Pandora de las frases de cuñado, somos como el Bull Terrier, no nos achantamos. Así que aceptamos estoicamente el reto de hablar de razas polémicas. Eso sí, sugerimos que este artículo se tome con cautela y sea considerado como Artículo Potencialmente Peligroso. Así que, ¡ojito! Todas las opiniones que en él se vierten son tan particulares y excéntricas como el carácter de un Bull Terrier.
Si nos atenemos a la legislación vigente en España, el Bull Terrier no está considerado como raza potencialmente peligrosa en la lista de razas indicadas en el Anexo I.
Esta “lista negra”, aunque puede cambiar según la comunidad en la que residamos, incluye a los siguientes “sospppechosos habituales”:
- Pit Bull Terrier.
- Staffordshire Bull Terrier.
- American Staffordshire Terrier.
- Rottweiler.
- Dogo Argentino.
- Fila Brasileiro.
- Tosa Inu.
- Akita Inu.
Como vemos, su nombre está limpio. Sin embargo por sus características físicas sí que tiene lo que hay que tener en el Anexo II para ser considerado potencialmente peligroso: entre otras cosas, fuerte musculatura, aspecto poderoso y robusto, configuración atlética, agilidad, vigor y resistencia, marcado carácter y gran valor, pelo corto… (¿Ein? What The Bark? Sí, amigos, de todos es sabido que el pelo corto denota instintos asesinos, ahí tenemos por ejemplo al Chihuahua, a los neonazis o a los Hare Krishna).
¿Es el Bull Terrier apto para primerizos o para cualquier tipo de persona? Aquí no vamos a ser ambiguos. Definitivamente no. Ni es apto para primerizos, ni todo el mundo sabe manejar el carácter “intenso” del Bull Terrier. El problema de dejarse llevar por las modas estéticas (y el Bull Terrier sabe bien lo que supone ser una fashion victim) es que ese precioso can de blanca testa que hará juego con tu colección de huevos de porcelana tiene unas mandíbulas más potentes que la Pirañaconda. La combinación de un físico tan potente con esas ansias locas por jugar pide a gritos control, equilibrio y dirección, así como mucho (muchísimo) entrenamiento en positivo.
¿Es el Bull Terrier una raza adecuada para convivir con niños?
Otra pregunta capaz de generar acalorados debates y bilis virtual. Es fácil encontrarse numerosos comentarios de padres y madres “Bullterristas” defendiendo a ultranza la labor de supernannie que su perrete hace para con sus churumbeles. Que si “es buenísimo con mis niños”, que si es “superprotector”, que si es “todo amor”, que si “no deja que nadie se acerque a mi bebé” (Oh, sí, me quedo mucho más tranquilo, permítame que le haga una carantoña a su retoño, señora).
Lo cierto es que por su carácter, sería un compañero de juegos ideal para tus hijos (siempre que éstos pesen más de 25 kilos y posean fuertes mandíbulas para jugar a las peleas). La palabra clave aquí es supervisión. Si nunca hay que dejar a un niño y a un perro jugando solos, en el caso del Bull Terrier esa vigilancia hay que extremarla. Ya hemos avisado de la intensidad del BT a lo largo de este intenso artículo.
¿Y con otros perros/animales? Por su carácter algo “posesivo” y protector puede darse más dificultad a la hora de introducir un nuevo miembro animal en la familia. Por ello es importante que, desde cachorro, disfrute de una socialización adecuada y, si es posible, conozca a sus compañeros caninos en su fase más temprana de educación. Aún así, la tendencia a ser “un broncas” con otros perros va a estar ahí. La esterilización tanto en machos como en hembras es más que conveniente.
¿Es fácil de educar? No. Esta raza necesita paciencia, rutina y mucho refuerzo positivo para lograr su estabilidad.
¿Ya te lo has pensado bien? ¿Sigues queriendo a un Bull Terrier como compañero de fatigas? Pues ya sabes, infórmate bien y no compres, ¡adopta!
Te dejamos la página de Facebook de Bull Terrier Adopta España para que encuentres a tu mejor amigo con cabeza de huevo.